Tuesday, October 7, 2008

El Socialismo del Banco Central de EEUU

La perspectiva de los que proponen más intervención por parte del estado como solución a los ciclos económicos que periódicamente han experimentado los sistemas económicos durante los últimos 150 años, tanto los que llamaríamos menos socialistas como Estados Unidos y los más socialistas, como la gran mayoría de Europa y China, Cuba y la Unión Soviética, desconocen las causas fundamentales de esos ciclos económicos.

Marx fue uno de los primeros en estudiar el hecho de que el capitalismo de la revolución industrial padecía de ciclos económicos (es decir, "booms" y depresiones) que fases anteriores del desarrollo de la humanidad no había experimentado. Sí, es cierto, de vez en cuando algún rey se metía en una guerra, subía los impuestos o se robaba el oro de los súbditos, causando una hambruna, pero en lineas generalas, pero nunca hubo un ciclo generalizado de crecimiento y depresión que se repitiera continuamente como durante la revolución industrial. Los marxistas creen (o creían) que esos ciclos eventualmente se agudizarían, las masas se rebelarían, el capitalismo caería por sus mismas contradicciones internas, la propiedad privada sería abolida y el comunismo se establecería como sistema. Y la gran mayoría de los economistas no-marxistas desde principios del siglo xx a raíz de la teoría de John Maynard Keynes, piensan que el estado interventor puede modular y estabilizar esos ciclos y depresiones. Pero ambos están de acuerdo en que la culpa la tiene el capitalismo y que lo que nos puede salvar de los ciclos es una intervención masiva del estado. Eso es lo que hemos visto a propósito del paquete de rescate que acaban de aprobar en USA, apoyado por parte de los centros del poder en Wall Street, Washington y los medios de comunicación tanto de izquierda como CNN, como los de derecha como Fox y el Wall Street Journal.

Lo que Marx no pudo reconocer porque muy pocos economistas hasta ese entonces habían desarrollado el aparato teórico para analizar lo pasaba, era que junto con la revolución industrial también se desarrolló la industria bancaria de reserva fraccionaria.


La banca evoluciona jurídicamente desde una etapa en la que es inmoral e ilegal prestarle a terceros tus depósitos a la vista sin tu permiso, a una en la cual esa práctica de crear crédito es aceptada por los banqueros y legalizada y empujada por el estado mediante el banco central. El sistema de reserva fraccionaria es muy sencillo. Si tú depositas $100 en un banco, este le presta $90 a terceros y se queda con $10 como reserva (10%). Tú como depositante actúas como si en realidad tuvieras $100 en el banco, es decir, tus patrones de consumo no cambian porque en cualquier momento, tú puedes ir a retirar tus depósitos inmediatamente.

La banca evoluciona jurídicamente desde una etapa en la que es inmoral e ilegal prestarle a terceros tus depósitos a la vista sin tu permiso, a una en la cual esa práctica de crear crédito es aceptada por los banqueros y legalizada y empujada por el estado mediante el banco central. El sistema de reserva fraccionaria es muy sencillo. Si tú depositas $100 en un banco, este le presta $90 a terceros y se queda con $10 como reserva (10%). Tú como depositante actúas como si en realidad tuvieras $100 en el banco, es decir, tus patrones de consumo no cambian porque en cualquier momento, tú puedes ir a retirar tus depósitos inmediatamente.

El problema comienza cuando esas personas quienes recibieron el préstamo de $90 a su vez depositan ese dinero en otro banco, ya que ese banco va a quedarse con $9 en reserva (10%) y va a prestar $81. Esos $81 prestados entran en otro banco como depósito a la vista nuevamente y se quedan como $8 de reserva (10%) y ese banco presta $73 y así sucesivamente hasta que se crea un "paquete chileno" como se dice en Venezuela o una pirámide en la que de tu depósito inicial de $100 la banca crea en esos primeros tres pasos $244 ($90+81+$73) de la nada. La banca por supuesto apoya ese sistema porque esta gana dinero prestándolo. En ese sistema bancario de reservas fraccionarias, los bancos se mantienen solventes siempre y cuando los depositantes no retiren sus ahorros a la misma vez. Los bancos centrales son creados por los banqueros y el estado para facilitar ese proceso de creación artificial del crédito. A los banqueros prefieren esa intervención del estado porque les permite a todos ellos coordinar sus acciones en conjunto y porque el estado les deposita aún más efectivo en sus activos, dándole más oportunidades para crear aún más crédito. Y al estado le interesa el banco central para poder financiar sus gastos mediante otro proceso complementario a los impuestos que es el de la inflación, puesto que los primeros en gastar ese dinero nuevo lo hacen antes de que los precios suban. En líneas generales, son los empleados del gobierno, los militares y los más allegados al estado quienes se benefician de ese dinero nuevo. Una vez que ese dinero comienza a circular, suben los precios y baja el poder adquisitivo de las clases menos allegadas al estado, generalmente la clase media, los pobres, los empleados del sector privado y los profesionales.

A medida que esa creación de crédito artificial de la nada sin una verdadera base real de ahorros, disminuye la tasa natural del interés. Un crédito en realidad no es sino un un bien en el presente (dinero en efectivo que puede ser usado ahora) intercambiado por un bien en el futuro (el pagaré que nada más puede ser usado mañana). Como la gente siempre prefiere dinero en el presente en vez de la misma cantidad en el futuro, el dinero en el presente siempre comanda una prima por sobre el dinero en el futuro. Esa es la tasa de interés y esta es determinada por el valor que la gente le pone al presente en comparación con el futuro. Mientras la gente valora al presente menos, van a consumir menos y ahorrar más y por la misma razón la tasa de interés va a bajar. Mientras más ahorro existe proporcionalmente al consumo, más baja es la tasa de interés y más inversión existirá. Esa es la clave para el crecimiento económico, el ahorro.

Cuando el crédito es creado de la nada por la banca, cuando el estado promueve ese crédito y dinero fácil mediante el banco central, también baja artificialmente la tasa de interés. Un interés bajo da la señal a los emprendedores de que la gente está ahorrando más que antes y que por ende son rentables aquellos proyectos de inversión en bienes de capital como maquinarias, procesos industriales y construcción, que a un interés natural más alto no eran rentables. Los emprendedores comienzan sus proyectos capitales y para emplear a sus trabajadores tienen que aumentar el salario para atraerlos de sus empleos actuales en industrias de bienes de consumo (alimentos, ropa, bebidas, servicios, etc.). Esta es la fase del "boom" económico en la que los sueldos y los ingresos suben y que como regla general afecta al sector capital de la economía pero no afecta al sector de bienes de consumo (alimentos, ropa, etc.). Pero hay que darse cuenta de que la creación de créditos de la nada por parte de la banca y el estado y la creación de ese "boom" se hace sin la base fundamental del sacrificio de no consumir bienes de consumo (alimentos, ropa, etc.) en el presente, es decir, el ahorro.

En cuanto el emprendedor dueño de un proyecto comienza a pagarle a los trabajadores esos salarios más elevados, los que reciben esos pagos en realidad no han cambiado sus patrones de consumo y ahorro que una tasa de interés baja indicaría, sino que ellos van a consumir y ahorrar ese ingreso en las mismas proporciones que antes. Los trabajadores no van a querer ahorrar más de lo que estaban ahorrando antes y van a gastar el dinero en bienes de consumo (alimentos, bebidas, ropa, etc.) en vez de ahorrar para cubrir los costos de las maquinarias, equipos y materia primas en la que los emprendedores invirtieron. Los trabajadores valoran al presente en la misma proporción que antes y por ende van a forzar la tasa de interés a subir al nivel natural que existía antes del "boom". También recordemos que la industria de bienes de consumo no ha crecido. La industria que ha crecido es la de bienes capitales. Ahora la industria de bienes de consumo va a reaccionar ante ese incremento en la demanda de sus productos y va a crecer mientras que los emprendedores en en las industria de bienes capitales no van a poder pagar por sus maquinarias, equipos, materia prima, etc. ni por sus empleados, quienes ahora están siendo atraídos por las industrias de bienes de consumo. Esta es la esencia de una depresión. Es la etapa de corrección por la que inevitablemente hay que pasar para liquidar la mala inversión causada por la seducción de intereses bajos manipulados por el sistema bancario de reserva fraccionaria apoyado y aupado por el banco central del estado.

Si el estado no controlara a la banca mediante el banco central (en USA el Federal Reserve Bank) y no apoyara al sistema de seguro bancario (en USA el Federal Depositary Insurance Company o FDIC), es imposible que todo el sistema bancario de reserva fraccionara coordinara sus actividades y crease estos "booms" y depresiones. Sin un banco central y sin ese seguro del estado, cada banco correría un riesgo enorme de un los ahorristas se darían cuenta que el banco no tiene suficiente capital para respaldar sus ahorros los retirarían, causando un pánico bancario en ese banco. Al esto suceder, el banco tendría que retirar sus préstamos y declararse en banca rota. Eventualmente solo sobrevivirían aquellos bancos que no practicasen reserva fraccionaria.

Sin reserva fraccionaria y sin banco central, bajos impuestos y poca regulación por parte del estado, sería la proporción entre el ahorro y el consumo lo que determinaría la cantidad de capital acumulada en una sociedad y por ende su desarrollo económico. El mismo Marx reconoce que el capital es lo fundamental y por eso titula su obra maestra Das Kapital. La clave del crecimiento es el ahorro. Mientras la gente sacrifica más el consumo en el presente y guarda el dinero dentro de una sociedad de mercado, más oportunidades existirán para que los emprendedores inviertan ese dinero en procesos productivos intensivos en el uso del capital. Pero los cambios en las proporciones de cuánto ahorran y cuánto consumen y por ende los cambios reales en la tasa de interés serían lentos que tardan décadas en hacerlo. Ello le permite al emprendedor, si es que es competente en su profesión y en pronosticar, de comenzar y terminar su proyecto. Y también le permite aumentar la productividad del trabajador. Por ejemplo, en vez de construir un carro a mano, el capital te permite construir 100 carros usando maquinarias. A su vez aumenta el consumo, bajan los precios y se obtiene un crecimiento sostenible. Y la clave es que sin banco central y sin reserva fraccionaria, el trabajador recibe su salario de manos del emprendedor, y como este va a consumir y ahorrar en la misma proporción que siempre había consumido antes, no hay desequilibrio entre los sectores productivos de la economía (bienes de consumo y bienes capitales) que existe con una banca de reserva fraccionaria y un estado interventor y el emprendedor puede entonces llevar a cabo su proyecto.

Entonces, es el estado quien está en la médula de las crisis económicas y por definición, el estado no puede resolver el problema. Economistas como Keynes y sus seguidores piensan que el estado puede determinar la tasa de interés, pero es que cómo va a saber el estado cuál es la tasa de interés natural, es decir, el precio del dinero, a menos que deje que el mercado la calcule? El experimento comunista de la Unión Soviética, China, Cambodia y Cuba y los millones de personas que murieron de hambre al esos estados eliminar al mercado demostraron contundentemente que el estado no puede determinar los precios del sistema económico sin crear caos, hambre y muerte. El experimento socialista Keynesiano de un estado interventor y regulador en USA, Europa, y el resto del mundo vienen demostrando ya por más de 150 años que el estado tampoco puede regular la política monetaria del sistema económico sin causar ciclos económicos.

Los que acusan al supuesto experimento neoliberal de los últimos 30 años ignoran el hecho de que ha sido una era de un intervencionismo agigantado por parte de todos los estados y sus bancos centrales, en especial el Federal Reserve de USA. No tienen sino que reconocer los déficits, las guerras, las inflaciones y los programas sociales de esos estados en los últimos 30 años. No ha sido un experimento liberal. Ha sido la continuación y la aceleración del mismo proceso interventor que comenzó a principios del siglo XX. Sí, es cierto que cuando Reagan, Thatcher, y Pinochet, por ejemplo, se trata de echar para atrás la regulación del estado un poco, pero llamarlos liberales es un error, en especial porque todos apoyaron a la banca de reserva fraccionaria, al banco central, a sus proyectos militares y demás gastos por parte del estado. De hecho ninguno de ellos logra disminuir el tamaño del estado. El que Pinochet hubiese arreglado el desastre económico de Allende no es gran cosa. De la misma manera, cualquier pistolo podrá arreglar el desastre que es Cuba con simplemente dejar que la gente pueda tener propiedad privada.

El engaño, entonces, no es del mercado. El engaño es del estado, quien mantiene tanto a las masas en una ignorancia que solo beneficia al estado mismo, sus burócratas, sus militares, al sistema bancario, y a los intelectuales que los apoyan.

El engaño en el que participan los intelectuales defensores del estado es especialmente grave. Cómo es posible que mantengan que los derechos humanos que son inalienables por definición, puedan ser alienables? Los derechos pueden ser violados por el estado o por otros individuos, pero jamás son alienables. Les pertenecen a los seres humanos porque son, porque existen. Es axiomático, esa es la definición de un derecho inalienable: yo soy dueño de mi cuerpo, del fruto de mi trabajo, de mi propiedad privada, de mi libertad, de lo que intercambio voluntariamente, de mi vida. El estado no crea esos derechos. Los crea Dios. Nadie te los puede quitar, ni tú mismo. Por ejemplo, tú no puedes entrar en un contrato de esclavitud permanente. En cuanto caemos en el error intelectual de pensar que esos derechos son alienables o que el estado crea esos derechos o simplemente que los garantiza de alguna manera, cometemos un error fundamental y de allí pasamos a pensar que el estado tiene que intervenir para garantizarlos. No, esos derechos los tenemos que garantizar todos y cada uno de nosotros mediante nuestra acción individual y mediante el reconocimiento de la ley natural. El mercado ni la participación en el mercado como productores o consumidores definen los derechos humanos. Pensar que solo tenemos derechos humanos cuando participamos en el mercado es un error de lógica. Todo lo contrario, son los derechos humanos los que definen la necesidad del mercado. Es justamente el hecho de que somos creados libres lo que determina el que solamente en un mercado libre podemos actuar con libertad. Esos derechos humanos crean al mercado libre. En cuanto el estado fuerza esas relaciones de acción interpersonal, mediante los impuestos, mediante sus prohibiciones, mediante la manipulación de la tasa de interés, o cuando otras individuos violan esos derechos, por ejemplo, el derecho a la propiedad privada cuando un banco presta a terceros el dinero de los que ahorran sin su permiso, se crean las crisis y los problemas.

A menos de que los que promueven al estado interventor propongan una teoría coherente de porqué suceden los ciclos económicos y que explique cómo más intervención estatal evitaría los ciclos, vamos por malísimo camino. Puede ser que la catástrofe mundial causada por el intervencionismo del estado en la política monetaria que va a ser agravada y alargada por este paquete de rescate recientemente aprobado nos haga reflexionar e imponer sensatez en es asunto.

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